Las historias de Sherlock Holmes nos enseñan que se puede deducir mucho de una persona con echarle una mirada a como se viste, como habla, sus gestos y su entorno y esto es muy cierto.
Pocos espacios revelan más de una persona que sus entornos de trabajo o estudio, es decir, el aspecto del escritorio de cada uno.
Incluso se realizó un estudio en la Universidad de Minnesota que fue publicado en el año 2013 en la revista Psychological Sience.
Se expuso a distintas personas a entornos ordenados y desordenados y luego se les pidió tomar decisiones, por ejemplo: Hacer una donación a la caridad, elegir un alimento favorito, solucionar un problema de forma creativa.
Los resultados del estudio fueron muy curiosos. Quien fue expuesto a los lugares ordenados resulto ser más saludable y generoso. Los espacios ordenados impulsan a las personas a hacer lo que se espera de ellas.
Esto no significa que no hubiera ventajas en el espacio desordenado, pero estas se relacionaron más con la solución creativa de problemas y de pensamientos distintos a los esperados.
¿Cómo es tu escritorio?
Obsérvalo por unos momentos, que tienes en él, ¿Las cosas tienen un orden? ¿Está desordenado? ¿Tienes distractores en él?
Se ha observado que un escritorio limpio y ordenado es el reflejo de una persona que es responsable, que planifica y que es puntual además de que prioriza su vida personal por encima de la profesional.
En cambio, una persona cuyo escritorio está desordenado suele ser más abierta y creativa y prioriza su vida profesional por sobre la personal.
Si la persona tiene fotografías de sus seres queridos en el escritorio podemos inferir que esa persona es afectuosa y se preocupa por los demás.
El escritorio de una persona es un reflejo muy preciso de su mundo interior por lo que resulta interesante analizarlo. Cuando conozcas a alguien pide ver su escritorio y tendrás una idea muy precisa de quien es.
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